Botín de guerra

Ana María militaba en la Juventud Peronista (JP) y Juan Oscar en Montoneros. Al momento del secuestro de su esposa y sus dos hijos, Juan Oscar ya había estado desaparecido en la ciudad de Bahía Blanca, donde vivían. Fue interrogado bajo tortura y 11 días después, previa firma de una declaración en la que se hacía constar que no había sufrido malos tratos, lo dejaron ir. A partir de entonces, pasó a estar en la clandestinidad, al igual que Ana María cuando fue liberada.

“Me dejaron en una calle de tierra, me fui caminando pensando que me iban a matar. El auto se fue y comencé a ubicarme. Estaba emocionalmente destrozada, con dos hijos bebés desaparecidos. Los chicos eran botín de guerra de la dictadura, eso quedó muy claro desde el comienzo“, afirmó Ana María en uno de los juicios en los que declaró.

“Desde el 77 al 80, vivimos en la clandestinidad. Quienes iban a denunciar eran mi suegra y mi cuñada. Recorrían los hospitales y los juzgados. En 1980, con (su hija) María Paz (de meses de vida) pasamos a Brasil porque consideramos que desde allí teníamos más posibilidades”. En 1981 nació Manolo, su quinto hijo (uno falleció en 1979). Ya en 1984, Oscar primero y luego ella, viajaron a la Argentina e hicieron la denuncia ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). Felipe fue restituido ese año y María Eugenia al siguiente.