Nació en La Banda, provincia de Santiago del Estero, y de muy joven se fue a vivir a Córdoba donde crió a sus cinco hijos. Fue profesora de música por más de 30 años y delegada gremial docente. Tuvo cinco hijos. Justino César, el segundo, fue asesinado por las balas militares en 1975. Tristán, el mayor, fue detenido y permaneció largo tiempo como preso político. Tras la desaparición de Mecha, en 1977, Otilia pasó días y días llorando, hasta que una mañana se despertó resuelta: "Basta de lágrimas", se dijo, y salió a la calle a luchar por sus hijos y sus nietos.
"Yo creo que los hombres llevan los pantalones pero la batuta la llevamos nosotros"