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15 de octubre de 2025

“Sentimos la satisfacción del deber cumplido”

Estela y Buscarita, presidenta y vicepresidenta de Abuelas, rememoran el dolor y la lucha de estos 48 años. “Hoy los nietos y los familiares son los responsables de buscar a sus hermanos”, dicen. Mientras tanto, ellas siguen dando testimonio e iluminando el camino.

“Mi nombre es Estela Barnes de Carlotto y soy presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo de la República Argentina”. Mitad persona, mitad institución, Estela se presenta como si fuera la primera vez, como lo hizo desde que comenzó a representar a sus compañeras, a fines de los años 70, en cada viaje, en cada foro, en cada reunión, en cada espacio en el que las Abuelas podían contar lo que sucedía en Argentina y la desesperada búsqueda de sus nietos.

“Nuestra actividad prácticamente es única y se crea a partir del dolor y la injusticia causadas por la última dictadura con la desaparición de personas –afirma Estela–. No fue fácil, pero se trató de una decisión de la mayoría de las madres que sufrimos esa ausencia. Un hijo no se olvida nunca. Y solas, cada una por su lado, tampoco podíamos hacer mucho. Así nace esta institución que hoy sigue cumpliendo su cometido fundacional: la búsqueda y el encuentro de los nietos robados por los asesinos de nuestro país”.

Estela está siempre enseñando, como cuando era maestra. De ojos dulces y brillantes, pelo blanco, amable y querida, se parece, en algún sentido, a la “Abuelita” del cuento de Hans Christian Andersen. Reconocida por su sabiduría y sus historias, la anciana de la aldea poseía un libro de oraciones donde guardaba una rosa seca que, al ser tocada por sus lágrimas, tenía el poder de devolverle la juventud y revivir su amor. A sus 94 años, “la Abuela de todos” ilumina, con sus palabras, cada idea que intenta transmitir. Y aconseja: “A llorar en casa y luchar afuera”.

“Llevamos una larga democracia, no perfecta –repasa–, y en estas más de cuatro décadas hemos ido encontrando lentamente a nuestros nietos y nietas. Sentimos la satisfacción del deber cumplido. No tengo odio ni tampoco rencor. Tengo fuerza, dolor y la responsabilidad asumida de que lo que nos pasó a nosotras no vuelva a ocurrir. Mi vida estuvo partida en dos, por un lado, la felicidad de mi familia, mi esposo e hijos, y por otro, el dolor de la pérdida y la búsqueda de todos”.

Respecto al recambio generacional en Abuelas, que es una realidad, Estela considera que “es un éxito y un premio a la perseverancia, fruto además del respeto con el que hemos llevado esta búsqueda”. “Sin agravios –subraya–, reconociendo quiénes son los responsables y exigiendo el castigo que merecen, y todavía seguimos trabajando en todos los casos que no hemos podido resolver”.

“Quedamos dos Abuelas”, dice Estela y mira a Buscarita Roa (88), vicepresidenta de la institución, sentada a su lado, en la mesa donde cada martes ambas encabezan la reunión de Comisión Directiva. “El resto –aclara– son nietos y nietas restituidos, hermanos que buscan y otros familiares”.

“Mi nombre es Buscarita Roa y soy Abuela de Plaza de Mayo –se presenta a su turno Buscarita, con su musical acento chileno y su elegancia característica–. Hace muchos años que pertenezco a esta Asociación, que me ha dado la enorme satisfacción de encontrar a mi nieta y a los nietos de muchas de las Abuelas que les pasó lo mismo que a mí. Eso ha sido maravilloso. Seguimos trabajando, porque aún falta encontrar a cientos de nietos más que se robaron durante la dictadura. Así que acá estoy, más vieja, pero con las mismas ganas, acompañándonos con Estela y acompañando a los más jóvenes que hoy llevan adelante la institución”.

Una y otra, como la abuelita del cuento de Andersen, comparten recuerdos y enseñanzas. Y también una ancestral alegría de vivir, esa que las ayudó a sobreponerse y a convertir el dolor en una lucha ejemplar. Sus lágrimas, como las de sus compañeras que ya no están, han hecho florecer la memoria de todo un país y han inspirado a personas de los cinco continentes. “Lo que admira el mundo, porque lo hemos recorrido de cabo a rabo –reflexiona Estela–, es que no tenemos odio, ni pedimos venganza”.

Y concluye: “Hoy los nietos que hemos encontrado y el resto de los familiares son los que llevan adelante la lucha. Ellos ahora son los responsables de buscar a sus hermanos. Hay que seguir porque falta. Sentimos el apoyo de buena parte de la gente que se conmueve con cada nueva restitución, porque saben, como nosotras, que no es un número más, no es un número, es una persona que recupera su libertad y su identidad”.

Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas