21 de mayo de 2025
Como todos los años, la gran familia de Abuelas tuvo su encuentro anual en la sede central de la Asociación, en el barrio porteño de Montserrat, con la presencia de todas las áreas y filiales de la institución, así como de numerosos familiares que la integran.
En medio de abrazos, reencuentros, la puesta al día del trabajo, Estela de Carlotto y Buscarita Roa, presidenta y vice de Abuelas respectivamente, rememoraron los inicios de la lucha y agradecieron a nietos, nietas, familiares y colaboradores por el acompañamiento.
“Es una historia larguísima –expresó Estela–. Sin conocernos sentíamos una amistad total y profunda. Alguna comprometía su casa, para hacer las reuniones secretas, sabiendo que podían venir a secuestrarla. Recuerdo también las reuniones en la confitería Las Violetas, donde simulábamos que hacíamos un festejo y cuando se iba el mozo hablábamos de lo que teníamos que hablar. También recuerdo pararnos frente a las escuelas a ver las caritas de los chicos a ver si se parecían a los padres…”.
“Y no quisimos que nuestros esposos vinieran –prosiguió–, porque ellos eran los ‘malos’, a nosotras, a las ‘locas’, déjenlas, ‘son locas’, así fue lo que dijeron, nos dejaron, y medio locas somos, pero de amor. No fue fácil, quedamos poquitas, tres Abuelas nada más, pero felizmente quedan los nietos y nietas, supimos y pudimos convencerlos para que ellos asuman la continuidad de la búsqueda de los que faltan”.
“Es mucho y sigue siendo mucho lo que hay que hacer. Por supuesto las que ya tenemos esta edad estamos mirando más el cielo que la tierra, pero yo espero que llueva siempre, así no veo el cielo, para quedarme en la tierra, qué piola ¿no? –bromeó y concluyó–: Sigan viniendo todas las veces que quieran, esta es la casa de ustedes, y si los llamamos también vengan, porque los necesitamos”.
Tras los aplausos, fue el turno de Buscarita, quien evocó su llegada a la institución. “Cuando recién entré a Abuelas venía muy triste, había perdido a mi hijo, había perdido a mi nuera, había perdido a mi nieta... Llegué a Abuelas y me hice muy amiga de la Abuela Argentina (Rojo de Pérez), y entonces empezamos a charlar y ella me decía ‘quedate, vení todos los días, vení los días que puedas, acá vas a encontrar compañía’”.
“Hubiera sido muy difícil quedarme en mi casa llorando mi desgracia, porque perder a mi hijo, a mi nuera y a mi nieta, a los tres al mismo tiempo, para mí fue muy difícil. Y llegar a Abuelas fue para mí una contención, la verdad que fue eso, y también la esperanza, la esperanza de que algún día podía encontrar a mi nieta, y la encontré”. “¡Encontramos!”, añadió Estela.
“Para todas nosotras que perdimos a nuestros nietos, nuestros hijos –continuó Buscarita–, la vida no fue fácil, y estoy agradecida de la vida también, de haber encontrado a mi nieta, y que mi nieta haya salido tan comprensiva y tan buena persona, y tan colaboradora, porque realmente Claudia es increíble. Siempre charlamos, ella me pide que le cuente cómo eran sus padres, y la verdad mi hijo era un luchador de la vida, mi nuera también, y ella salió igual”.
Así, entre emociones, recuerdos y esperanzas de nuevos encuentros, juntamos fuerzas para continuar la búsqueda de las 300 personas desaparecidas por el terrorismo de Estado que aún no conocen su verdadera identidad.
Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas
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